Querida soledad clavada en mi costado,
eres parte de mis órganos nostálgicos,
te quiero ahí, en mis tuétanos trágicos,
donde anida cada recuerdo enjaulado.
Habrá que aprender a excarcelar la pena,
a deshabitar los muebles demasiado viejos
a enjuagarse la voz magullada ya tan lejos.
A descoser las labores de encaje y vena.
El tapete del sofá guarda las pasadas tardes,
el reloj de pared conoce todos tus nombres.
Y yo te tengo en un puñado de añoranzas verdes,
que ya crecen en tu hogar de tierra y cipreses.
Amainas tu vida entera en un suspiro sin velas
Reconozco que soy escéptico con la poesía. En verdad me parece hermosa, no lo niego, pero cuando se trata de una buena poesía, como la tuya, debo quitarme el sombrero. Me encantan tus imágenes descritas.
ResponderEliminarBesos guapa.
Es dura lección, siempre, la partida.
ResponderEliminarFelicitaciones por lo bien aprendida y mejor expresada.
Un abrazo.
La soledad es buena, a veces, otras puede hacerse insoportable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es precioso este poema. Los dos primeros versos son espectaculares.
ResponderEliminarUn abrazo.
Magnífico casi-soneto tridecasílabo. Realmente valió la pena quebrar un poco la estructura antes que la expresión de tan rotunda emoción. Con el dolor pasan esas cosas.
ResponderEliminarBss
Embelleces la soledad con tu poema.
ResponderEliminaruna lluvia de besos
El reloj de la pared conoce todos tus nombres...
ResponderEliminarme dejas sola en un mar muerto de carabelas...
Cada verso es un despliegue de originalidad y talento.
Un fuerte abrazo.
Es muy triste la soledad impuesta y tus versos lo reflejan a la perfección.Besicos
ResponderEliminarOdio la soledad. Increiblemente desparramada por doquier.Huyo despavorida pero no se despega de mi lado y a veces pienso, que ella será la soga y ya no veré el día.-
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