En un ataque de cordura
abrí todas las ventanas
para ahuyentar los relojes
y sus manecillas endiabladas.
Espanté las horas
dibujando aspavientos y
los segundos se fueron
con el rabo entre las patas.
La cafetera gemía y
llenaba mi rostro de niebla.
En medio de esa confusión,
lo vi claro:
el tic-tac de mi corazón
me sonaba a desierto eterno y
a mecanismo sofisticado.
Así,
inesperadamente
descendí hasta mi propio averno.
Me engulló la nebulosa y
se cerró la cremallera de mi ser,
a cal y canto.
El inmundo pitido o el olor a café
recién hecho me reavivó.
Desperté y me bebí una taza
de mi propio espanto:
¡Me había dormido y
llegaba tarde al trabajo!
Volví al equilibrio
de la realidad y al
desorden del arqueado azar y
mientras salía de aquella casa pensé:
"algún día las estrellas
olvidarán mi nombre." Y
antes de cerrar vi
que las ventanas estaban abiertas,
de par en par.
Me pareció tan real la vida que
casi podía soñar con ella,
tan sólo cerrando los párpados
- mis dos persianas existenciales -
¿de carne o de polvo de estrella?
Bien, eso nunca se sabe.
abrí todas las ventanas
para ahuyentar los relojes
y sus manecillas endiabladas.
Espanté las horas
dibujando aspavientos y
los segundos se fueron
con el rabo entre las patas.
La cafetera gemía y
llenaba mi rostro de niebla.
En medio de esa confusión,
lo vi claro:
el tic-tac de mi corazón
me sonaba a desierto eterno y
a mecanismo sofisticado.
Así,
inesperadamente
descendí hasta mi propio averno.
Me engulló la nebulosa y
se cerró la cremallera de mi ser,
a cal y canto.
El inmundo pitido o el olor a café
recién hecho me reavivó.
Desperté y me bebí una taza
de mi propio espanto:
¡Me había dormido y
llegaba tarde al trabajo!
Volví al equilibrio
de la realidad y al
desorden del arqueado azar y
mientras salía de aquella casa pensé:
"algún día las estrellas
olvidarán mi nombre." Y
antes de cerrar vi
que las ventanas estaban abiertas,
de par en par.
Me pareció tan real la vida que
casi podía soñar con ella,
tan sólo cerrando los párpados
- mis dos persianas existenciales -
¿de carne o de polvo de estrella?
Bien, eso nunca se sabe.
G. S.
Hay que tener cuidado con esas ventanas que dejamos abiertas.
ResponderEliminarUn abrazo.
perdona si te a molestado algún comentario mio
ResponderEliminar673119923
me gustaría oir tu voz
Todo el poema me parece bello.
ResponderEliminarSaludos.
Mas sueño que otra cosa, pero vívido eso sí.
ResponderEliminarUn abrazo.
Abrir las ventanas para respirar los sueños y sentirlos vivos, para respirarlos y sentir su oxigeno.
ResponderEliminarUn beso.
Entre los sueños y la realidad ha salido este impactante poema. Bien.
ResponderEliminarSaludos
Tienes una forma de escdirbir que me gusta.Besicos
ResponderEliminarUnos sueños muy bien versados.
ResponderEliminarTienes una forma de escribir preciosa.
una lluvia de besos
Brillante
ResponderEliminarDelirante
Buena discípula
Momento de cambios, dejar que el aire se vaya renovando. El café de la vida nos devuelve realidad. Genial manera de expresar un momento vital.
ResponderEliminarMil besitos, Gema.
Me ha interpelado y eso es tanto que no puedo dejar de agradecértelo.
ResponderEliminarUn saludo
Los ataques de cordura son los peores, pero a veces son necesarios para sobrevivir.
ResponderEliminarUn perfecto sueño daliniano con cuerpo de poema para deleite de los sentidos.
Me gusta tu forma de decir.