Me fue imposible abrir el paraguas en aquel maremágnum.
La lluvia me caló -
me humedeció la boca.
Corrí sintiendo las caricias que caían desde el cielo,
con la ropa pegada a mi piel,
con mi piel pegada al desenfreno.
Besé a las nubes desde el infierno
y pensé en ti,
calando
mi
recuerdo.
G. S.
Que envidia de desenfreno.
ResponderEliminarUn poema deliciosamente infernal.
Toro Salvaje, recuerda salir sin paraguas para que el desenfreno te sorprenda "desguarecido".
Eliminarqué lindo! Belo escrito! Vos felicito por tan lindo blog.
ResponderEliminarGracias por tu visira....abrazos!!!
Muito obrigado Adilson!!!
EliminarHola. Gracias por pasar por mi espacio y por tus palabras. En cuanto al tuyo, bueno, decir que ese deseo para 2015, articular palabras, parece estar cumplíendose de manera sobresaliente.
ResponderEliminarAbrazos.
Rafa.
He de admitir que no está siendo un verdadero propósito - la escritura se está convirtiendo en una sana adicción que campa a sus anchas por mi ser. Gracias por asomarte a mi rinconcito Rafa. Otro abrazo para ti.
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