martes, 6 de enero de 2015

El desenlace en las rocas

Acabó la función.
Y hubo un silencio atronador,
durante unos segundos: nada. 

Mecánicamente, manan los aplausos,
rostros desordenados, sin nombre, 
como una bruma en la costa,
sus manos imitan el sonido de olas
rompiendo la calma.  

Pleamar de palmas anónimas.

Melodrama, farsa o comedia,
da igual...
siempre, elogiosas las mismas caras,
las mismas tablas, los mismos focos. 

Cuando súbitamente terminó  la función,
el público sacó los pañuelos,
el cura leyó una oración,
el recién nacido desplegó su llanto. 

Tragedia, opereta o entremés,
da igual...
siempre se cierra el telón
cuando termina la función. 

Y la audiencia se pone sus abrigos,
se enrosca las bufandas y deja la sala vacía,
solo permanece el epitafio:  "Eco de aplausos, de olas, de rostros..." 

Bajamar de silencios...aullando bajo el foco. 
Todos se han marchado.
El comediante, calla.  

G. S. 

Para mi abuela Soledad. Aunque su voz ha cesado, la siento cercana, como si me acompañara en cada paso y en cada traspiés - ayudándome a seguir siempre hacia adelante.  

"Summer Squall" por Winslow Homer 





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