viernes, 9 de enero de 2015

Trampa anunciada














Como un zorro que huye de la escopeta, 
no vi el alambre de tus campos, Cupido.
No me advirtieron ni el búho ni la amapola. 

Por mi pelaje brotaron promesas, ensueños
marchitos y el nombre del cazador.
La valla de espino en mi costado se hundió,
pero callé a los dioses mi palpitante dolor.   

Como una fiera salvaje no vi la falsedad
afilada con la que habías cercado el prado. 
Tan solo el recuerdo de briznas de hierba: ¡Traidoras!
No me alcanzó un disparo, sino una flecha de amor. 

Mi herida cicatrizó. En ella una mariposa anidó, 
y mi sangre derramada, convertida en vida, floreció.  


G. S. 


4 comentarios:

  1. Enhorabuena!, tanto por seguir recordando el olor de las brizas de hierba e ir a por ellas como por esa excelente capacidad de cicatrización.

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  2. Tus palabras me animan en esta empresa y a la vez pequeña aventura que es escribir. Gracias Navegante V por tus palabras, que las briznas de hierba te dejen vislumbrar los rayos del amanecer. Un saludo

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  3. Muchos ånimos porque no me parece una empresa pequeña en absoluto el dar forma a tus ideas a través de las palabras, aunque quiza sea tan complejo como reconfortante...
    Gracias por quererlas compartir

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  4. Buen poema, con la foto apropiada.
    Gracias por tu vista.

    Un saludo

    · LMA · & · CR ·

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