Cliffs by Gustave Courbet |
Me viste crecer, pero
reconozco que olvidé tu nombre.
Por casualidad, nos encontrábamos
en el portal - a veces me
sujetabas la puerta y
cortésmente me dejabas pasar.
Otras veces cuando te veía
[oscurecido por un halo de melopea...
dando tumbos en zigzag]
aceleraba mi paso - no
siempre tenía para ti un 'buenos días'
en el abismo de mis labios.
Me han contado que
los tuyos ya han enmudecido.
Fuiste un conocido desconocido,
y yo fui un par de instantes, ya olvidados.
Tu rostro nebuloso se esfuma
como calima... Tus opacas gafas de pasta,
no me dejaron descifrar el color de
tus ojos - ni atisbar tu mirada beoda.
Y aquí, en esta página fronteriza
nos volvemos a cruzar...
Déjame que te sujete la puerta,
y te de los buenos días,
ahora que nunca volveremos a tropezar.
G. S.
Doloroso poema, más de uno hemos acelerado el paso...
ResponderEliminarCon tu permiso me quedo, me gusta lo que escribes.
Gracias por pasarte por mi blog, tanto si vienes sola o de la mano de alguien.
Feliz semana, amiga.
Siempre que la muerte pasa cerca de nosotros rozándonos con su turbadora sotana, nos cuestionamos las cosas de otra forma... Y vemos lo que no sabíamos apreciar, cualesquiera que sean las circunstancias, siempre queda un regusto a fatalidad y fugacidad.
EliminarEs tan deliciosamente sórdido....
ResponderEliminarPagaría por ser ese borracho olvidado...
Digno de cualquier obra dickensiana...
Eliminar